El Poder de Elegir Ser Feliz
La vida entre dos mundos me ha enseñado que la felicidad no siempre es un estado natural; a veces, es una elección consciente que debemos hacer frente a los desafíos.
Cuando decidí mudarme a Argentina, opté por verlo como una vuelta a mis raíces en lugar de una partida de mi tierra. De esta manera, la salida pesaba menos. No era solo un juego de palabras; era una actitud ante un gran desafío. No se trataba de pensar en una venezolana que dejaba su hogar, sino de convencerme de que esta decisión cambiaría para siempre mi vida y la de mis hijos, llevándonos a construir una mejor existencia y mantener la felicidad.
Reinventarme en un Nuevo Lugar
Esa argentina venezolanizada que llegó con sus dos hijos no era la misma persona que de niña vivía aventuras entre Argentina y Venezuela. Ahora, como adulta, tenía la responsabilidad de reconstruir mi vida en un nuevo lugar. No era simplemente un regreso a la tierra de mis padres; era la reinvención de mí misma. Y en ese proceso, comprendí algo fundamental: la felicidad es una decisión. Donde hay amor, siempre hay felicidad, y yo amaba tanto Argentina como Venezuela, así como a mi familia que nos esperaba, ya no para unas vacaciones, sino para quedarnos.
Desafíos Inesperados en la Migración
Siempre me consideré optimista, capaz de ver lo positivo incluso en momentos difíciles. Sin embargo, la migración presentó retos inesperados. Sentía el desarraigo físico y emocional, pues dejaba un país hermoso en crisis. Mis hijos y yo comenzamos una nueva vida en un país que, aunque conocido, ya no se sentía igual que en aquellas visitas fugaces de años anteriores. Buenos Aires, que siempre había sido nuestro destino vacacional, ahora debía convertirse en nuestro hogar, y para eso había un largo camino que recorrer.
Elegir Cómo Enfrentar la Realidad
El proceso resultó más complicado de lo que imaginé. En medio de incertidumbres, miedos y frustraciones, comprendí algo clave: podía elegir cómo enfrentar esa nueva realidad. Pude dejarme llevar por la nostalgia o la sensación de pérdida, pero opté por algo diferente. Decidí que, en medio de tanto cambio, lo que podía controlar era mi actitud. Y elegí ser feliz.
Una Felicidad Consciente
No se trata de una felicidad ingenua o superficial. Es una felicidad consciente, construida en la aceptación de que el camino es difícil, pero también lleno de oportunidades. Elegí enfocarme en lo que podía ganar, en lugar de lamentarme por lo que había dejado atrás. Poco a poco, comencé a construir esa nueva vida desde la gratitud por lo que estaba por venir.
La Migración como Transformación Interna
A lo largo de este proceso, aprendí que la migración es más que un cambio geográfico; es una transformación interna. Es un espejo que muestra quién realmente eres. ¿Cómo eliges enfrentar los desafíos? En cada decisión, en cada pequeño paso, hay una oportunidad de elegir tu bienestar, tu paz mental y tu felicidad.
En esa elección diaria, comprendí que ser feliz no es un acto egoísta. Es un regalo que te haces a ti misma y a quienes te rodean. Mis hijos necesitaban una madre que, a pesar de sus propios miedos y desafíos, pudiera mostrarles que la felicidad es posible incluso en medio del caos. Así que decidí ser feliz, no solo por mí, sino por ellos, que han sido mi motor y mi inspiración. Si algo les he querido enseñar es que, aunque el mundo parezca ponerse patas arriba, siempre hay una opción: encontrar belleza y alegría en medio de la tormenta.
La Resiliencia en el Viaje entre Dos Mundos
Este viaje entre dos mundos me ha enseñado sobre la resiliencia y la capacidad de adaptarnos, así como a encontrar luz en los momentos más oscuros. Y, sobre todo, me ha mostrado que ser feliz no depende tanto de dónde estés, sino de cómo decidas vivir lo que te toca.
Elegir ser feliz no es fácil. Requiere valentía, compromiso y trabajo constante en el amor propio. Pero cuando lo haces, te das cuenta de que esa elección tiene el poder de transformar tu vida. Hoy, miro hacia atrás y me siento agradecida por cada paso del camino. La vida no se define entre lo malo y lo bueno, sino en cómo decidimos interpretar lo que nos pasa. Cada decisión consciente de buscar o acercarme más a la felicidad me ha permitido construir una vida que, aunque diferente a la que imaginé, me hace sentir orgullosa y en paz.
Conclusión: La Felicidad Está en Nuestras Manos
A los 45 años, he aprendido que no importa cuántos cambios o desafíos enfrentes: el poder de ser feliz siempre está en tus manos. Y eso, más que cualquier otra cosa, es lo que me ha permitido seguir adelante con optimismo, alegría y gratitud.
Gracias por acompañarme en este viaje personal. Si te has sentido identificado, te invito a reflexionar sobre cómo tus propias experiencias han moldeado tu identidad y a compartirlas en los comentarios. ¡Nos leemos pronto!